Compañeros Jesuitas en el Ministerio Indígena: alrededor de un fuego que inflama nuestros corazones

Compañeros Jesuitas en el Ministerio Indígena: alrededor de un fuego que inflama nuestros corazones

Vista aerea del rio Mekong que atraviesa la ciudad de Ho Chi Minh. Foto de: Pedro Walpole

Jojo Fung, SJ

Un grupo de compañeros jesuitas de Australia, Timor Oriental, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam, que se dedican al ministerio indígena (JCIM) se reunieron en Thu Duc, en la ciudad de Ho Chi Minh, en Vietnam del 20 al 24 de septiembre, para reflexionar sobre la experiencia comunitaria de acompañamiento y formación de las comunidades indígenas a la luz del Decreto 4 de la CG 34 llamado Nuestra Misión y Cultura.

El documento afirma nuestro compromiso con las culturas indígenas, que enriquecen nuestra comprensión de los conocimientos locales y nos transmiten la sabiduría de una manera que nos permite dar respuestas específicas y sensibles para cada contexto.  Estas respuestas van desde la proclamación de la Buena Nueva con el bautismo resultante, el ministerio pastoral sacramental y los servicios más proféticos como la educaciùon basasa en la acciùon comunitaria, la atención sanitaria adecuada, la generación de ingresos, la lucha por los derechos a las tierras ancestrales y la sosteniblilidad de los medios de vida.

La reunión comenzó con un intercambio en el ministerio del acompañamiento y la formación, que nos da un sentido corporativo de nuestro ministerio indígena en la Conferencia de Asia Pacífico.  Tenemos mucho que aprender de las tradiciones y sabidurùia indígenas, en especial de su cosmovisiùon en la sostenibilidad que habla de una red de relaciones sagradas con los antepasados, el espíritu del mundo, la tierra, y toda la creación.

Hubo una breve presentación sobre la pedagogía ignaciana, [i] los valores comunes de los pueblos indígenas tal como subraya Juan Pablo II y los teólogos asiáticos (Felix Wilfred y Gnanapiragasam J), [ii] y la Declaración de Río+20 de la Conferencia Internacional de los Pueblos Indígenas sobre la Libre-Determinación y el Desarrollo Sostenible, y la II Declaración Kari-Oca de 2012, con las presuposiciones teológicas que la acompañan, y la convocatoria para la gratitud ignaciana de la presencia de Dios y de las acciones en todas las personas y en todas las cosas del mundo.[iii]

Graeme Mundine, Director del Ministerio Católico para los Aborígenes de la Archidiócesis de Sydney en Australia, defiende los derechos de los indígenas en las Iglesias y en la Comunidad. Foto de: Pedro Walpole

La sesión plenaria nos permitió darnos cuenta de la importancia del discernimiento en nuestro compromiso con la comunidad para que podamos reconocer lo que es bueno y noble en las tradiciones indígenas (incluidos los ancianos, líderes espirituales, la relación reverencial con la tierra, el mundo del espíritu, la celebración ritual de la siembra y luto).  En lugar de un enfoque de tabula rasa, nuestra tradición ignaciana propone reconocer la presencia de Dios que nos ha precedido y que nos descubre una presencia  del Espíritu de Dios que ya está activo en la comunidad.  Este acompañamientonos  implica descubrir y revelar la omnipresencia de Dios y la colaboración con las acciones de Dios en medio de las comunidades indígenas.  Este enfoque encarnacional exige un compromiso profético que implica sacrificios personales  asumiendo el riesgo en la defensa contra las prácticas divisivas e inaceptables de las comunidades indígenas a que estan influencidas por la codicia y el egoismo de la política local.

Para planificar la futura reunión de 2014, el grupo consideró que es importante llevar a cabo una reunión en la que podamos aprender de la iglesia local se compromete con y responde a los desafios y problemas de las comunidades indígenas en el proceso de acompañamiento y formación.  Por otra parte, nuestra presencia debe prestar apoyo moral a los esfuerzos de la iglesia local, los jesuitas y las comunidades indígenas.

Algunos de nosotros articuló la aspiración de reunir aproximadamente entre 25 y 30 escolares jesuitas indígenas (y sacerdotes), para aue participen por primera vez en una Conferencia en el futuro cercano.  El objetivo es reflexionar sobre la contribución de las culturas indígenas a la vida religiosa jesuita en Asia Pacífico.

Estamos muy agradecidos por las muchas gracias de esta reunión, la omnipresencia de Dios y por las acciones en todos los pueblos indígenas, ya que nos esforzamos para una mayor sostenibilidad de las culturas y tradiciones indígenas que las entrelazan a la humanidad con la creación vivificante de Dios.

Jojo Fung, SJ es el coordinador de los Companeros jesuitas en el Ministerio con los pueblos indigenas (JCIM) de la Conferencia Asia-Pacifico de los Jesuitas.



[i] En la alocucion del padre General en 2010 en Ciudad de México titulada “Profundidad, Universidad y aprendizaje del Ministerio: Desafíos para la educación superior de un Jesuita hoy,” destacó de la pedagogía ignaciana, “que implica un compromiso profundo con lo real, una negativa a dejarse ir hasta que uno va por debajo de la superficie. Se trata de un análisis cuidadoso en aras a la integración de lo más profundo: Dios, Cristo, el Evangelio.  El punto de partida, entonces, será siempre lo que es real: lo que es material, el mundo tal como lo encontramos, el mundo de los sentidos vívidamente descritos en los propios Evangelios, un mundo de sufrimiento y necesidad, un mundo roto con muchas personas quebrantadas que necesitan sanación.  Es justo ahi donde empieza nuestro trabajo.”

[ii] Los valores comunes destacadas son la creencia en Dios, la conciencia de la presencia de Dios, su capacidad de descubrir a Dios en la creación, su dependencia de Dios, su deseo de adorar a Dios, su sentido de gratitud por la tierra, la administración responsable de la tierra, su reverencia por las grandes obras de Dios, su respeto por los ancianos, un sentido de lo sagrado (el espacio, la vida, la ascendencia y la tierra), un compromiso con la búsqueda de la plenitud, una sed para la auto-realización, el gusto por la oración y el compromiso , un deseo de auto-renuncia, una lucha por la justicia, el impulso de la bondad humana básica, una participación en el servicio, una entrega total de sí mismo a Dios, un apego a lo trascendente en sus símbolos, los rituales y la vida misma, la reverencia por Creador, la armonía con la creación, los medios de vida sostenibles.

[iii] La Declaracion de los Pueblos Indígenas sobre la Libre Determinación y el Desarrollo Sostenible, Río+20, de Río de Janeiro, Brasil del pasado 19 de junio 2012 puso de relieve la importancia de la aplicación de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas para el Desarrollo Sostenible y la cultura como el cuarto pilar para el desarrollo.  Esto incluye el derecho a la tierra, los territorios y los recursos naturales, la promoción y el respeto de los conocimientos tradicionales, la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas para el desarrollo sostenible, que implica la libre determinación o el Buen Vivir, promovido por los pueblos indígenas, el derecho a los alimentos y el derecho a la alimentación, y el papel de las mujeres y los jóvenes indígenas.

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