
Jaime Tatay, SJ
Se percibe un interés creciente en el papel que las Organizaciones Confesionales (FBOs en inglés) pueden desempeñar para impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), articular la colaboración y construir puentes culturales el activar sus extensas redes institucionales. Durante la Semana Mundial del Agua de este año, celebrada el pasado mes de agosto en Estocolmo, tres distintas iniciativas abordaron – por primera vez en los 27 años de historia de este foro – la conexión entre agua y fe.
Esta conversación fue estimulada por el éxito del encuentro del 2016 con líderes religiosos. Fue entonces cuando la Global Water Partnership, el Stockholm International Water Institute y la Church of Sweden organizaron un panel titulado: Water and Faiths: Faith Based Organizations contributing to the SDGs.
El primer evento, Protection of the Sacred: Wastewater management and indigenous realities, reflexionó sobre el modo como las comunidades indígenas marginalizadas abordan el acceso al agua en diversas partes del mundo y cómo han desarrollado estrategias para denunciar la injusticia asociada al acceso limitado y, al mismo tiempo, convertirse en actores protagonistas en los procesos de decisión.
Un segundo evento, Religious jurisprudence related to reuse of water, presentó la visión del agua de tres grandes religiones – Islam, Cristianismo e Hinduismo – tratando de implicar a los participantes en un diálogo fructífero, buscando puntos de encuentro e identificando posibles áreas de colaboración interreligiosa.

Por último, cabe destacar la segunda sesión consecutiva Water and Faith: Building partnerships to achieve the SDGs. Organizada por la Comunión Mundial de la Iglesias (CMI), Church of Sweden, Global Water Partnership, Stockholm International Water Institute y el Swedish Institute of Alexandria, los participantes insistieron en la importancia de reducir la distancia entre las organizaciones confesionales y los diversos grupos interesados en el agua.
François Brikké (Global Water Partnership) dijo en sus observaciones introductorias que “necesitamos a todos trabajando juntos, incluidas las organizaciones confesionales.” Aunque pueda parecer obvio, este no siempre ha sido así.
Peter Weiderud, director del Swedish Institute of Alexandria, señaló que “la diplomacia internacional, las instituciones financieras y las agencias de desarrollo han sido influenciadas por la visión secular y occidental de la religión como un tema privado. Sin embargo, la religión no es privada, implica moral, rituales, identidad y comunidad. Y todo esto es público y político.”
Dinesh Suna, coordinador de la Ecumenical Water Week del CMI, criticó la brecha existente entre las comunidades de fe y los grupos interesados en el agua, reconociendo que 8 de cada 10 personas se identifican como religiosas. Y, lo que es más importante, “las religiones tienen una amplia red que a menudo permanece activa cuando otras instituciones fallan o se van.”

En un sentido similar, Adam Russell Taylor, pastor bautista y líder de la iniciativa confesional (Faith-Based Initiative) del Banco Mundial, insistió en “la necesidad de trascender las líneas divisorias y los silos en la agenda de desarrollo… No podemos olvidar que el agua es un problema de desarrollo transversal, que afecta directamente a muchos, sino a todos, los ODS. Y el agua también es central en todas las religiones.” Para más del 80% de la población mundial la religión influye significativamente en su visión del mundo, sus valores y su comportamiento. “La religión juega un papel profundo en el desarrollo. La pregunta es cómo nos relacionamos con las Organizaciones Confesionales… los ODS fracasarán a menos que involucremos a las religiones.”
Según Russell Taylor, las Organizaciones Confesionales son actores cruciales en el logro del ODS 6 porque pueden hacer cinco contribuciones clave:
Primero, pueden capturar la imaginación moral de las personas, hablando sobre la importancia del agua en los espacios sagrados.
En segundo lugar, las Organizaciones Confesionales canalizan una gran influencia moral a través de sus redes educativas, pastorales y sanitarias que puede influir en el comportamiento sobre la importancia de reutilizar y reducir la cantidad de agua que se utiliza.
En tercer lugar, las Organizaciones Confesionales, a diferencia de otros actores y partes interesadas, pueden y deben denunciar la injusticia y la inmoralidad asociadas a la falta de agua y saneamiento.
En cuarto lugar, la autoridad moral de los líderes religiosos puede tener en cuenta a los políticos. Dado que los ODS y el acuerdo climático de París son acuerdos no vinculantes, el papel de las Organizaciones Confesionales podría ser fundamental para impulsarlos.
En quinto lugar, las Organizaciones Confesionales pueden fomentar un sentido de urgencia moral y catalizar la acción de una manera única. Lo han hecho antes, desde India hasta Sudáfrica y Estados Unidos, y pueden hacerlo nuevamente.