El Magis de la encarnación en las estructuras socioeconómicas contemporáneas: Votar con la cartera

El Magis de la encarnación en las estructuras socioeconómicas contemporáneas: Votar con la cartera

Foto de: Oxfam, thefinancialbrand.com

Leonardo Becchetti

El análisis en profundidad de la res novae (algo nuevo) de los sistemas socioeconómicos integrados a nivel mundial nos lleva a identificar el votar con la cartera como la palanca que (en la lógica de la Magis y de la opción preferencial por los pobres) nos puede ayudar a maximizar nuestra efectividad en la conciliación de las cuestiones sociales y ambientales, el cambio de las estructuras injustas y avanzar hacia el bien común.

Votar con la cartera se refiere a nuestro estilo de vida, pero al mismo tiempo, es muy contagioso y tiene un fuerte impacto político. Las claves de las cadenas están en nuestros bolsillos. Se tiene que hacer un mayor esfuerzo en el futuro para que los ciudadanos sean conscientes de las grandes oportunidades que tienen. Este artículo pone de manifiesto algunas de las direcciones más prometedoras en las que votar con la cartera se puede llevar a cabo.

El análisis de la res novae

Un proceso ignaciano constante nos invita a analizar las res novae de la globalización, discernir cómo los principios del bien común y la opción preferencial por los pobres se pueden aplicar en el nuevo contexto e identificar el Magis de nuestra acción, teniendo en cuenta que nuestro objetivo no es sólo la proximidad a los pobres, sino un compromiso de cambiar las estructuras que generan injusticia.1

Un análisis en profundidad de la situación actual identifica la existencia de una gran proporción de la población que trabaja y vive por debajo del umbral de la pobreza, pudiéndose considerar el principal problema.2 La globalización de los mercados de trabajo hace que la gente que vive en estas condiciones sean nuestros vecinos, creando interdependencia entre el destino de ellos y el de los trabajadores de los países ricos, que con las mismas habilidades, tienen salarios mucho más altos.

La miseria de los pobres y el problema de la degradación ambiental están estrechamente entrelazados como reconoce la campaña internacional “justicia climática:” los que tienen que preocuparse por la supervivencia diaria no puede permitirse el lujo de tener horizontes a largo plazo y por lo tanto, por definición, no pueden preocuparse mucho por la sostenibilidad del medio ambiente. Al mismo tiempo, son los que sufren las consecuencias más serias de la degradación del medio ambiente. De hecho son las primeras víctimas, ya que carecen de los recursos financieros necesarios para protegerse de los desastres naturales.

Es fundamental mantener la problemática social y ambiental unidas para evitar la actitud esquizofrénica de dos objetivos opuestos y mutuamente contradictorios: consumir más para resolver el problema del desempleo y la pobreza, y consumir menos para resolver el problema de los recursos naturales y el cambio climático.

La estrategia común debe ser la de crear valor económico de una manera social y ambientalmente responsable. El objetivo es la creación de un sistema que se dirija hacia el bien común, y uno de los instrumentos más eficaces para avanzar hacia ella, como vamos a discutir en los próximos puntos, es votar con la cartera.

Las causas del distanciamiento del bien común

Los problemas que tenemos hoy en día se deben a tres causas profundas. La primera es el reduccionismo antropológico por el cual la cultura dominante impone una visión del ser humano que limita su bienestar a las dimensiones de la codicia y la adquisición. En segundo lugar está el reduccionismo corporativo de las organizaciones productivas que se ciñe al objetivo de la maximización del beneficio (el becerro de oro de nuestro tiempo), creando así una dictadura de los accionistas cuyas necesidades tienen prioridad sobre la de los demás grupos de interés (clientes, trabajadores, subcontratistas, comunidades locales). El tercero es el reduccionismo de los valores y objetivos por los que se rige la sociedad.

Desde este último punto, tenemos un montón de pruebas sobre la disociación entre el crecimiento del PIB y la felicidad (paradoja de Easterlin, un concepto clave en la economía de la felicidad). La paradoja de Easterlin está sirviendo a sociólogos y políticos para redefinir la “riqueza de las naciones,” como el stock de capital espiritual, ecológico, cultural y físico que una comunidad que vive en un área determinada puede disfrutar. Esto se hizo recientemente en Italia, con la creación de del índice de bienestar equitativo y sostenible BES (Benessere Equo e Sostenible).

Volviendo al primer problema, debemos reconocer que el reduccionismo antropológico reduce la riqueza de los seres humanos, desde la relación esencial de haber sido creados a imagen y semejanza de la Santísima Trinidad,3 a la mono-dimensión de los Homo economicus y su enfoque miope y unívoco del interés propio. Este punto de vista filosófico niega nuestra riqueza relacional y plantea serias limitaciones no sólo en la búsqueda del bien común, sino también a la misma prosperidad social y económica.

A medida que la disciplina económica actual reconoce plenamente la moderna teoría de juegos, la vida social y económica está llena de dilemas sociales, es decir, situaciones en las que las asimetrías de la información y los acuerdos incompletos son tales que sólo un alto nivel de confianza, fraternidad y el intercambio de obsequios no materiales pueden crear humanamente, socialmente y económicamente relaciones ricas. En ausencia de tal riqueza de virtudes, asistimos al agotamiento progresivo del capital social, que en última instancia puede conducir a la paralización de la confianza entre las personas, los intermediarios financieros y los estados.

En este sentido, el sistema financiero es uno de los entornos socioeconómicos más expuestos a este riesgo por dos razones principales. En primer lugar, dicho sistema está dominado por las interacciones anónimas, que son más propensas a la reducción de ciertas virtudes y la sensibilidad social. En segundo lugar, la recurrencia de las crisis produce una caída generalizada de la confianza en los intermediarios financieros, que también terminan involucrando a organizaciones que no están directamente relacionadas en especulaciones o escándalos financieros específicos.

Desde el sistema de Ptolemeo al sistema de Copérnico

El discernimiento sobre el estado actual de las cosas nos debe llevar a reconocer la necesidad de pasar del viejo sistema ptolemaico a un nuevo sistema copernicano. El sistema de Ptolomeo está lleno de contradicciones. Concibe el mundo como un poblado de empresas que maximizan los beneficios y el consumo voraz e individuos que maximizan los ingresos. Se espera que los fallos de mercado en el modelo sean abordados con éxito por benevolentes y todopoderosas instituciones perfectamente informadas, que tienen suficiente poder de negociación, y no son capturadas por aquellos que tienen que ser regulados por el sistema.

En otras palabras, según esta perspectiva reduccionista, la actitud miope del interés propio de los individuos y las empresas podría conciliarse con el bien común a través de tres mecanismos “externos.” El primero sería a través de la perfecta competencia que concilia la búsqueda del máximo beneficio con el interés de los consumidores. El segundo es la acción iluminada de instituciones perfectamente informadas y “no capturadas,” que se ocupan de corregir las externalidades negativas, tanto sociales como ambientales, que puedan derivarse de la actuación de las empresas que maximizan los beneficios. El tercero es a través de la reputación de crear incentivos que impiden a las empresas dañar a las partes interesadas, teniendo en cuenta las futuras consecuencias por la consiguiente pérdida de reputación. Por desgracia, como es sabido, la limitada efectividad de estos tres mecanismos es la regla más que la excepción.

Este modelo, que mantiene el margen intrínseco de pecar de pesimismo sobre el auto-respeto de empresas e individuos, y en el lado del optimismo con respecto a las actitudes de las instituciones con los demás, se ha roto en pedazos con la globalización al menos por dos razones. En primer lugar, con la integración global de los mercados laborales y de productos, las empresas han aumentado su poder vis a vis sobre las instituciones que aún les resulta difícil convertirse en globales. En segundo lugar, la integración global de los mercados de trabajo crea una competencia entre el “ejército de reserva” de los pobres extremos (con salarios alrededor de 1$ EEUU por día) y los trabajadores de los países de altos ingresos. Esto aumenta el poder de negociación de las empresas sobre los trabajadores y conduce a una reducción progresiva de la cuota de valor económico que se acumula por el capital de la fuerza laboral.

En este escenario, la opción preferencial por los pobres no es sólo el objetivo de una minoría de personas interesadas (que están de acuerdo en principio con la espiritualidad ignaciana), si no que se convierte en necesidad urgente para todos los que quieran defender los logros de la sociedad del bienestar en los países de altos ingresos.

El Magis en la acción actual

La única pregunta relevante hoy en día es, por lo tanto: ¿estamos creando mecanismos que produzcan una convergencia ascendente de otra convergencia de arriba-abajo entre los trabajadores ricos y el mundo de los trabajadores pobres que viven con 1 $ por día? y ¿se pueden conciliar estos mecanismos con la sostenibilidad del medio ambiente?

Si contemplamos el estado actual de las cosas con los ojos del Espíritu, nos damos cuenta de que Dios difunde nuestro camino con los mecanismos providenciales que nos pueden conducir al bien común, pero sólo si trabajamos responsablemente para activarlos y ponerlos en marcha. Además, la globalización no es en sí mismo un fenómeno negativo, sino un movimiento hacia una comunidad global única en cuya transición se necesitan solventar.4

La convergencia está condicionada en la acción ya que los países pobres crecen a tasas superiores a uno.5 Migraciones penosas y movimientos de capital produce ciertos efectos de redistribución, pero a costa de aumentar las desigualdades dentro de los países. El proceso es muy lento y se corre el riesgo de una “carrera hacia el fondo” donde las multinacionales, en consonancia con su objetivo de la maximización del beneficio, cambian continuamente sus actividades productivas para buscar el país con los estándares sociales y ambientales más bajos.

Esto es aún más cierto en el sistema financiero en el que hemos aprendido, sobre todo en los últimos tiempos, que las fuerzas del mercado no regulados no producen un resultado competitivo ideal si se les deja a sí mismos. Por el contrario, inevitablemente tienden a concentrarse en el predominio de unos pocos actores “demasiado grandes para quebrar” que toman demasiados riesgos y en la anarquía de las especulativas negociaciones de alta frecuencia.

Un ejemplo típico es el mercado de los derivados financieros o instrumentos derivados, donde la información asimétrica y los problemas para el establecimiento de precios condujeron progresivamente a un mercado opaco y altamente concentrado en unos pocos que controlan el suministro de productos en distintos segmentos. Las instituciones financieras nacionales e internacionales son perfectamente conscientes de que este es un problema que nos expone a nuevas formas de riesgo (de contrapartes y de interconexión).

Votar con la cartera

Nuestro discernimiento sugiere que sin embargo tenemos una palanca para cambiar el mundo. Esta palanca es votar con la cartera.6 Con esta expresión pretendemos aprovechar la oportunidad que cada uno de nosotros tiene para apoyar y premiar, cuando hacemos nuestro consumo cotidiano y las opciones de ahorro, a aquellas empresas líderes en sostenibilidad social y medioambiental.

Votar con la cartera tiene la doble cualidad de ser fundacional (se parte de nuestro estilo de vida y nuestra conversión y participación personal) y altamente contagiosa, además que tiene un fuerte impacto político.7 Se ha demostrado la óptima respuesta de las empresas que maximiza los beneficios con la aparición de esta opción de votar con la cartera (los consumidores éticamente interesados compran productos de las corporaciones éticas pioneras), y su rápida imitación parcial por parte de otras empresas.

Un interesante ejemplo sobre esto es la evolución del mercado de bananas en el Reino Unido, donde el comercio justo de bananas8 (los plátanos producidos en las cadenas de valor con altos estándares sociales y ambientales) comenzó la conquista de pequeñas cuotas de mercado. La reacción de las principales cadenas grandes de distribución (Tesco y Sainsbury) fue la imitación parcial, es decir, 100% de conversión de sólo uno de los productos vendidos (bananas) para el comercio justo. Este movimiento, a su vez, dio lugar a que la multinacional Chiquita hiciera cumplir el programa de Rainforest Alliance por el cual sus plantaciones empezaron a cumplir con las normas del comercio justo. La decisión de Chiquita sigue siendo sin embargo una imitación parcial, ya que el abastecimiento de la empresa con plátanos de su propia producción solamente supone el 35% de su volumen de ventas, y no hace cumplir las mismas normas en su compra de bananas procedentes de proveedores externos.

Por eso, nuestro Magis de votar con la cartera está con los pioneros éticos (comercio justo, banca ética, los fondos de inversión éticos) que dedican el 100% de sus acciones de responsabilidad social y ambiental, y que difieren de los pioneros que maximizan los beneficios y que sólo imitan parcialmente. La reacción de los imitadores, aunque todavía debe ser bienvenida, ya que es exactamente lo que el voto de la cartera tiene la intención de producir y es una de las respuestas positivas actuales, sigue siendo una respuesta limitada.

El voto con la cartera debe ser pensado como un complemento, no un sustituto de la acción política tradicional. Se reconoce a las instituciones que tratan, con muchas dificultades, convertirse en globales y que pierden poder de negociación frente a las corporaciones globales. El voto de la cartera ayudará a restaurar su dignidad y reforzar su acción política y la capacidad de avanzar hacia la gobernanza global.

La principal fortaleza de los votos con la cartera es que no se trata de ser piadoso o virtuoso, y por lo tanto no se puede desdeñar por idealista y voluntarioso. Esto es porque los ciudadanos, votando con sus billeteras, por un lado, participan en acciones generosas de gran alcance que son gratificadoras para ellos mismos, y por otro lado, también están contribuyendo a su propia sostenibilidad a largo plazo, que a lo mejor es descrito por algunos como acciones de interés personal.

Con la compra de productos ecológicos, se contribuye a reducir los impactos ambientales externos negativos, que en última instancia afectan a la salud y a la calidad de vida. Al comprar un producto socialmente responsable, se influye en el mercado haciendo presión para hacer cumplir normas laborales más justas socialmente, y en la que en última instancia los consumidores se incluyen a sí mismos y sus familias, por ser parte de la fuerza laboral.9

Votar con la cartera es un avance en la dirección de la encarnación. Encarnación es una contradicción aparente por la cual dos conceptos aparentemente y mutuamente exclusivos (Dios y el ser humano) se reconcilian en la misma persona. Y la mayoría de los esfuerzos de la reflexión cristiana a través de los siglos se han esforzado por evitar una nueva separación entre los dos. Los bancos éticos, el comercio justo, los fondos de inversión éticos también parecen ser un oxímoron. Pero es sólo con el voto de la cartera como podemos demostrar que este no es el caso.

En la lógica de la encarnación, nuestro objetivo es comprometernos al encarnar nuestros valores en la vida real del mercado, más que proclamar de manera abstracta en las escuelas e iglesias, y correr el riesgo de no tener ningún impacto en las actividades económicas reales.10

Límites, conclusiones y direcciones para la acción futura

Los principales límites de votar con la cartera son los siguientes: i) no se trata de un voto de censo en el sentido de que es sólo posible votar en proporción al propio poder adquisitivo; ii) hay, como en muchos otros campos económicos, una asimetría de información que limita la capacidad de los consumidores a ser informados sobre la verdadera calidad social y ambiental de un producto y de la empresa que lo produce; iii) los consumidores deben ser conscientes del enorme poder que tienen. Si no aprenden a coordinar su acción, el impacto de la votación con la cartera seguirá siendo limitada.

En respuesta a estas limitaciones, según una reciente investigación y la acción que se ha llevado hasta ahora, se encuentran en las siguientes direcciones:

Campañas como Tras la Marca lanzada por Oxfam  proporcionan soporte a los ciudadanos para informarse acerca del compromiso social y ambiental de sus marcas así como una clasificación de las mismas, lo que les permite tener voz y forzar acciones que pueden tener una profunda influencia en las decisiones de la empresa. “No hay empresas suficientemente grandes que puedan actuar ignorando a sus consumidores” como el lema de la campaña de Oxfam dice. Y después de unos meses de campaña, más de 100.000 acciones ciudadanas, se ha materializado en anuncio de cambios en sus políticas por parte de tres grandes multinacionales.

También está la promoción de buenas prácticas por parte de corporaciones pioneras como el comercio justo y la banca ética. Una referencia importante es la iniciativa de la Alianza Global por una Banca con Valores  que suma los esfuerzos de los principales bancos éticos en el mundo y recientemente han demostrado su mayor capacidad para servir a los clientes y los bienes comunes.

La creación de coaliciones de grupos de interés es otra medida para el desarrollo de la cultura y la acción en la responsabilidad social de las empresas. La siguiente plataforma en Italia es un ejemplo interesante de cómo los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales y organizaciones de la industria trabajan juntos para implementar y promover prácticas socialmente responsables. Las empresas entran en la plataforma con una valoración de su responsabilidad social y ambiental y con la presentación de un proyecto específico. Los ciudadanos interactúan con mensajes y pruebas preliminares de algunas de las políticas de la empresa.

El desarrollo de acciones organizadas por parte de consumidores individuales mediante convocatoria por las redes sociales para apoyar pequeños comercios (denominado cash mobs), hace que los consumidores se conciencien de su poder, y un ejemplo es la aparición de carrot mob en los Estados Unidos y las campañas de cash mob  promovidos por una amplia coalición de organizaciones de Italia.

Nuestro deber

Estamos en el preludio de una nueva era en la evolución de las estructuras socioeconómicas. Muchos de nosotros nos sentimos dominados por fuerzas superiores del mercado. Pero el mercado se compone de la demanda y la oferta, y nosotros somos la demanda. Por lo tanto estamos al menos en un lado del mercado.

Hasta ahora las personas han caminado saltando sobre una sola pierna, a través del voto político. Ahora están descubriendo poco a poco la existencia de una segunda pierna fundamental (el voto de la cartera) para que la democracia económica sea más fuerte. La tarea de nuestra generación, y especialmente de las mujeres y los hombres de la espiritualidad ignaciana que son sensibles a esta cuestión, es lograr este objetivo.

Para más información, Leonardo también tiene una presentación sintetizada del concepto del “voto con la cartera” en la siguiente conferencia en TEDx.

Leonardo Becchetti es el presidente del Comité Ético de BancaPopolareEtica, director de BeneComune, director de Ciencias Económicas y Empresariales de Europa del curso de posgrado de Derecho de la Universidad de Tor Vergata. Él es también miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica italiana. Obtuvo su maestría en la London School of Economics y se doctoró en la Universidad de Oxford. Leonardo enseña economía en la Universidad de Roma Tor Vergata y es autor de alrededor de 350 obras que abarcan la economía pública, el desarrollo del mundo desde la perspectiva de un economista, el dinero internacional, la ética empresarial, entre otros muchos más temas.

Leonardo cree en el potencial de los ciudadanos para cambiar el mundo con acciones de abajo hacia arriba, de la creación del valor económico de una manera social y ambientalmente responsable. Él regularmente escribe en el blog sobre La Felicita Sostenible  y se puede contactar con él a través de su correo electrónico: becchett@uniroma2.it.

Notas (en inglés):

1. The service of faith and the promotion of justice must be kept united. Pope Benedict reminded us that the injustice that breeds poverty has “structural causes, which must be opposed, and that the source of this commitment can be found in the faith itself: the preferential option for the poor is implicit in the Christological faith in the God who became poor for us, so as to enrich us with his poverty.” (cf. 2 Cor 8.9) (35th Jesuit Congregation, point 6)

2. The US Bureau of Labour Statistics (2012) calculates in the year 2010 a gross hourly labour cost in the manufacturing sector of US$ 33.1 for Italy against US$ 1.9 in the Philippines. Comparable data for India are US$ 1.17 in 2007 and for China US$ 1.36 in 2010.

3. Relationships between human beings throughout history cannot but be enriched by reference to this divine model. In particular, in the light of the revealed mystery of the Trinity, we understand that true openness does not mean loss of individual identity but profound interpenetration. (Caritas in Veritate n. 54)

4. “Despite some of its structural elements, which should neither be denied nor exaggerated, globalization, a priori, is neither good nor bad. It will be what people make of it. We should not be its victims, but rather its protagonists, acting in the light of reason, guided by charity and truth. Blind opposition would be a mistaken and prejudiced attitude, incapable of recognizing the positive aspects of the process, with the consequent risk of missing the chance to take advantage of its many opportunities for development. The processes of globalization, suitably understood and directed, open up the unprecedented possibility of large-scale redistribution of wealth on a worldwide scale; if badly directed, however, they can lead to an increase in poverty and inequality, and could even trigger a global crisis.” (Caritas in Veritate n. 42)

5. If we extrapolate 2012 per capita incomes and rates of growth of Italy, Romania, and Albania, we may for instance observe that Romania (whose current standard of living is on average 40 percent of that in Italy) would catch up with Italy in 20 years, while Albania (whose current standard of living is on average 25 percent of that in Italy) in 40 years. Many more years would be needed for China and African countries (which are however growing at very high rates) to converge to Italian per capita GDP.

6. What is needed is an effective shift in mentality that can lead to the adoption of new lifestyles “in which the quest for truth, beauty, goodness and communion with others for the sake of common growth are the factors which determine consumer choices, savings and investments.” (Caritas in Veritate n. 51)

7. ..(C)itizens have become progressively more aware of the need to move ‘‘from the streets to the shop,’’ acknowledging that their bargaining power can be regained by using their wallet vote to affect shares of corporate consumption. A minority of engaged and concerned consumers is becoming increasingly aware that a wallet vote is more effective than a political vote, given that even very small changes in terms of sales and market share can have a powerful impact on corporations. This is because for these corporations, small shortfalls on their target sales or expected earnings can generate significant negative effects on their stock market value, or on the reputation and survival of their managers. In simpler terms, if only a few individuals change their political vote, nothing will happen, while if only one goes to his/her bank and says he/she wants to move his/her account to another bank for social and environmental reasons, the branch director will try to persuade him/her not to do so, because this decision will impact on his/her performance and bonus.” (Becchetti, 2012)

8. The International Federation for Alternative Trade (or IFAT, the main international umbrella of producers and fair trade organizations) defines fair trade criteria as considering the following: i) creating opportunities for economically disadvantaged producers; ii) transparency and accountability; iii) capacity building; iv) promoting fair trade; v) payment of a fair price; vi) gender equity; vii) working conditions (a healthy working environment) for producers. The participation of children, if any, does not adversely affect their wellbeing, security, educational requirements and need for play, and conforms to the UN Convention on the Rights of the Child, as well as the law and norms in the local context; viii) the environment; ix) trade relations (fair trade organizations trade with concern for the social, economic and environmental well-being of marginalized small producers, and do not maximise profit at their expense). They maintain long-term relationships based on solidarity, trust, and mutual respect that contribute to the promotion and growth of fair trade. Whenever possible, producers are assisted with access to pre-harvest or pre-production advance payment.

9. We do not need a strong dose of altruism to vote with the wallet, merely a form of enlightened or long-sighted self-interest. This is because purchasing products from firms which are at the vanguard of environmental sustainability means supporting innovation toward more environmentally responsible productive processes, or providing incentives for a reduction in environmental degradation and its harmful consequences which produce negative effects not just for future generations but also for the concerned consumers and investors themselves. In parallel, choosing a socially responsible product implies supporting those firms that are more efficient in reconciling the creation of economic value with the well-being of their workers: a goal which, in the end, is in the interest of concerned consumers who wish to maximize their surplus, but whose satisfaction is affected even more by the enjoyment of decent working conditions. This grassroots action has successfully triggered a reaction from corporations that have found it optimal to imitate partially the behaviour of socially responsible pioneers. (Becchetti, 2012)

10. One main objection to the vote-with-the-wallet approach is that it implicitly legitimates market deregulation and the downgrading of standard political action. The answer to this objection is that grassroots action originates from an awareness that this loss of power is already an ongoing factor, and that grassroots action is intended to be a complement to, and not a substitute for, standard institutional and political action. Indeed, the grassroots action of voting with the wallet may give new bargaining power to political action. Unless we rely on the isolated actions of charismatic and enlightened political leaders, the likelihood of success for political action largely depends on bottom-up support from society. Dr Robert Cooter’s (1998) well-known concept of an expressive law states that the effective enforcement and success of a legal rule depend on its consistency with the underlying social and moral norms of a society. Just as NGOs fighting the death penalty try to achieve their goal by convincing the majority of voters to be against it (and not just by trying to persuade political leaders), creating a consensus for social and environmental responsibility may significantly increase the possibility of success of political actions. (Becchetti, 2012)

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