El Servicio Jesuita a Refugiados en Asía-Pacífico: Respuesta a los desplazados por causa del clima

El Servicio Jesuita a Refugiados en Asía-Pacífico: Respuesta a los desplazados por causa del clima

De la publicación ADB 2012, Addressing Climate Change and Migration in Asia and the Pacific. Foto de: ADB

Ecojesuit comparte este documento de trabajo del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), elaborado a principios de 2011, que surge por la implicación, cada vez mayor, del SJR para responder a la migración forzada y al desplazamiento de personas en el contexto del cambio climático.  Este documento de trabajo fue escrito colectivamente por los trabajadores del SJR, son personas que tienen amplia experiencia en este tema pero no pretende ser una posición oficial del SJR.  De todas maneras el SJR está encantado de compartir este documento de trabajo y deseoso de recibir sugerencias y comentarios.

El problema

El cambio climático es uno de los muchos factores que afectan al bienestar de millones de personas hoy en día.  En 2009, se estimaba que entre 50 y 200 millones de personas se verán obligadas a desplazarse, de forma temporal o permanente, a mediados de este siglo .

Un desastre natural es el resultado de un peligro natural (por ejemplo, inundaciones, tornados, huracanes, erupciones volcánicas, terremotos o corrimientos de tierra) que afecta al medio ambiente y provoca daños materiales, pérdidas económicas, ambientales y humanas; y también el desplazamiento forzado de muchas personas.  El daño resultante depende de la capacidad de la población para apoyarse mutuamente y de resistir al desastre, de su resiliencia y de la capacidad de las autoridades para dar una respuesta oportuna que prevenga, o al menos reduzca, el impacto de la catástrofe.  Los desastres ocurren cuando los peligros aciertan con la vulnerabilidad.  Un peligro natural no dará lugar a un desastre natural en áreas sin vulnerabilidad, por ejemplo, terremotos en zonas deshabitadas o en poblaciones con edificios resistentes a los terremotos.

Los desastres naturales pueden destruir los medios de vida y la infraestructura de una población tales como la vivienda, los alimentos, las tierras cultivables, y otros medios de producción.  La muerte de los miembros clave de la comunidad puede destruir su tejido social y poner la capacidad de la comunidad al límite, sometiéndola a una pérdida de autonomía.  Las pérdidas humanas y materiales, combinadas en un desastre, dejan a los miembros de las comunidades en estado de shock, incluso con personas que siguen experimentando el trauma mucho tiempo después del desastre.  Los desastres naturales, a menudo, provocan el desplazamiento de poblaciones a corto o largo plazo; y son difíciles de distinguir de los desastres causados por el hombre, como por ejemplo cuando las inundaciones y corrimientos de tierra son causados por la acción humana como la tala de árboles.

Los desplazamientos derivados de los desastres naturales se deben analizar en el contexto más amplio de la migración forzada por causas medioambientales, incluyendo las situaciones derivadas del cambio climático o por la ejecución de grandes proyectos de desarrollo de infraestructuras, donde el impacto ambiental y el efecto sobre las tradiciones de las comunidades locales, y de sus derechos a la tierra, muchas veces no se tienen en cuenta.

Estas situaciones deberían conducir a estrategias de adaptación que incluyan la migración tanto a las zonas urbanas como a las rurales.  Se prevé que los desastres naturales, y los desplazamientos inducidos por esos desastres, pueden aumentar como resultado del cambio climático, y que esa migración será uno de los desafíos más grandes de los años y décadas por venir.

Se plantean retos similares en situaciones en las que las comunidades desplazadas por desastres no pueden volver a su tierra debido a las decisiones políticas que califican la tierra como demasiado peligrosa para regresar por la continua amenaza de corrimientos de tierra, inundaciones u otros peligros.  En tales situaciones, los desplazamientos de población causados por desastres naturales pueden generar conflictos dentro de las mismas comunidades desplazadas, o con el entorno, o con las comunidades de acogida, y podrían requerir la facilitación, la negociación, la conciliación y la asistencia para que las comunidades desplazadas y las de acogida alcancen un modo satisfactorio de convivencia.

Los desafíos o cambios necesarios

De la publicación ADB 2012, Addressing Climate Change and Migration in Asia and the Pacific. Foto de: ADB

Mientras que en el período inmediatamente posterior a un desastre los afectados necesitan fundamentalmente asistencia humanitaria para salvar sus vidas, la experiencia nos enseña que también están en grave riesgo de violaciones de derechos humanos, de sufrir daños físicos y psicológicos permanentes, así como de pérdida de la dignidad humana.  Por otra parte, la discriminación y las violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales pueden ser más profundas cuanto más prolongado en el tiempo sea el desplazamiento de la población.  Estas violaciones son, en la mayoría de los casos, no conscientemente planificadas e instigadas sino que derivan de la falta de políticas adecuadas, y de la implementación de las intervenciones humanitarias de forma inadecuada y no coordinada.  Se podrían evitar fácilmente si las garantías necesarias para proteger los derechos humanos se hubieran tenido en cuenta desde el principio.

Por esta razón, la protección debe ser una parte intrínseca en la respuesta de emergencias desde los primeros momentos de la labor de socorro.  De todo ello se deduce que las políticas y procedimientos deben ser desarrollados, y puestos en marcha, por las autoridades responsables, incluidos los gobiernos, las agencias de respuesta de emergencia de la ONU, las ONG y otras partes interesadas, asegurando que se incluye la protección de los derechos fundamentales en todas las actividades de respuesta.

Al responder a las necesidades de las personas afectadas por los desastres naturales, el contexto local (cultura, tradiciones y prácticas) debe ser reconocido y abordado durante la planificación, ejecución y evaluación de la respuesta.  Cuando más de una comunidad cultural, o étnica, se ve afectada será necesario asegurar un nivel paritario en la asistencia, y centrar los esfuerzos de coordinación en evitar disparidades en la entrega de ayuda.  En aquellas situaciones donde existían tensiones previas entre los diferentes grupos sociales la participación de la comunidad para hacer transparentes las operaciones es especialmente necesaria y evitar así conflictos.

En los programas que se ocupan de dar respuesta a emergencias, de la rehabilitación y también de la mitigación se deben promover métodos participativos, e inclusivos, llevados a cabo con sensibilidad cultural.  Debe garantizarse la participación de la comunidad, las ONGs locales y el gobierno local en la planificación, ejecución y evaluación del proyecto.

En los casos de destrucción masiva, tales como, por ejemplo, el tsunami en Aceh, existe la necesidad de un seguimiento de los actores para que respondan adecuadamente a las necesidades que se presenten.  La participación voluntaria de las comunidades locales, y las organizaciones sociales, debe garantizarse como una manera de fortalecer su resiliencia y la solidaridad.  En el caso de la respuesta al tsunami en Aceh, se produjo un segundo tsunami de organizaciones no gubernamentales internacionales y de los organismos de las Naciones Unidas, que operando de acuerdo con sus “procedimientos habituales” no fue transparente en absoluto, y en ocasiones fue insensible al contexto local lo que llevó a dañar el tejido social de la comunidad.

La participación del SJR

La respuesta a los desastres naturales, y el consiguiente desplazamiento de personas, no suele ser un objetivo prioritario del SJR, que tiene relativamente poca experiencia en esta área.  Como regla general, el SJR responde a los desastres naturales cuando un proyecto del SJR ya existe o se encuentra cerca de la zona afectada, o cuando el SJR ya acompaña a una comunidad que se ve afectada por un desastre.  El SJR no se ocupa de emergencias a gran escala, sino que se centra en acompañar y servir a las personas desplazadas y a aquellas comunidades con graves necesidades no atendidas por otras agencias.

Entre los factores importantes en la decisión de responder a los desastres están las capacidades del personal local del SJR y la disponibilidad de recursos para asumir la tarea al tiempo que se mantienen las prioridades actuales.

El SJR reacciona a las situaciones de emergencia mediante la prestación de los servicios para los que está más capacitado: educación, asistencia médica, asistencia básica alimentaria y no alimentaria, la reconciliación e incidencia, siempre actuando en relación con las otras ONGs y las autoridades.  La coordinación con estas agencias debe ser planificadas desde el principio, así se debe mantener un flujo de información constante sobre los programas que se desarrollan, especialmente si se quiere asegurar una estrategia de salida sin problemas.  Los casos difíciles, como las comunidades que son altamente vulnerables y aquellos con necesidades específicas (por ejemplo, poblaciones que ha sufrido un desplazamiento anterior por causa de un conflicto y ahora son vulnerables a un desplazamiento por causa de desastres naturales) deberían recibir una atención especial, ya que pueden beneficiarse especialmente por el estilo de acompañamiento del SJR.  El SJR siempre se caracteriza por un énfasis en la calidad de la respuesta y no solamente en criterios cuantitativos.

El SJR trabaja a través de equipos pequeños con poco equipo logístico, centrado en proveer recursos humanos, y no tanto en insumos materiales a gran escala.  El enfoque del SJR en la incidencia pública, así como su compromiso de acompañar con la exigencia implícita de no hacer daño a la dignidad de la persona humana, es una de sus características fundamentales que debe mantenerse tanto en la respuesta inicial de emergencia como durante la fase de rehabilitación.

Para ampliar esta información diríjase por favor al Jesuit Refugee Service Asia Pacific.

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