André Samalambo sj y el grupo de ecología Kimwenza
Escolares jesuitas de la comunidad de San Pedro Canisio (Provincia de África Central) en Kimwenza (Kinshasa, República Democrática del Congo) organizan actividades cada tres meses para promover un mayor conocimiento entre los jesuitas y amigos colaboradores en la necesidad de estar en armonía con la Madre Tierra y de reconciliarse con la Creación. Esta toma de conciencia y el compromiso es el resultado de la labor del Grupo de Reflexión y Acción en Ecología.
Durante el Día Nacional del árbol el pasado 5 de diciembre de 2013, recogieron papeles y todo aquello que se pudiera reciclar con muchos miembros de la comunidad. Celebraron una misa ecológica y compartieron la Eucaristía al aire libre, bajo los árboles, sentados sobre la hierba, presidiendo la celebración con el padre Benoît Mbuyi, SJ y el diácono Rafael Bazebizonza, SJ. Para comenzar la Eucaristía, el padre Benoît bendijo y plantó un árbol en el mismo lugar de la celebración. Los dos líderes del Grupo, André Samalambo y Albert Andemir’Irenge, condujeron esta ceremonia y explicaron el significado profundo de la misma.
Con el viento, el canto de los pájaros, la sombra de los árboles, la gente realmente se siente en comunión con la naturaleza. Y cuando el padre Benoît sostuvo la hostia diciendo “esto es mi Cuerpo…,” fue como si toda la creación estuviera en esta hostia y se muestra como el Cuerpo de Cristo.
El padre Benoît advirtió a la congregación en contra de la tentación de reducir la ecología a una ideología. Es más bien una forma de vida. De hecho, es toda nuestra vida: estar conectado a toda la Creación, a reconocer que somos parte de la Madre Naturaleza. No es suficiente ser parte de un “movimiento verde,” sino para estar realmente comprometido con la naturaleza en nuestras vidas.
Compartió la historia que una anciana contó: “En los viejos tiempos, solíamos usar las mismas botellas varias ocasiones, sin saber nada del movimiento ecologista. Solíamos subir a pie: no había escaleras mecánicas. Solíamos caminar, no tomábamos el carro cada vez que teníamos que desplazarnos dos calles. Pero no sabíamos del movimiento ecologista. En aquel tiempo se lavaban los pañales: no conocíamos los pañales desechables. Solíamos depender de la energía eólica y solar para secar la ropa. En aquellos tiempos, sistemáticamente se reciclaba la ropa, pasando de un hermano o una hermana a otro. ¡Es cierto! no sabíamos de ningún movimiento ambiental. En aquel entonces, nos acostumbramos a trabajar físicamente, no necesitábamos ir a un gimnasio para correr en cintas de trotar que funcionan con electricidad. Pero no sabíamos del movimiento ecologista. En aquellos tiempos, los niños tenían la misma carpeta durante varios años, los cuadernos de notas se utilizaban año tras año, los lápices de colores, borradores, sacapuntas y sus accesorios duraban tanto como podían, no se utilizaba una mochila para solo un año y los cuadernos nuevos que aparecen a finales de junio, nuevos lápices y gomas de borrar con un nuevo lema para cada nuevo curso. Pero es cierto que no sabíamos del movimiento ecologista.”
La ecología no es sobre un área de conocimiento o una ideología, sino una forma de vida y los escolares jesuitas de Kimwenza están aprendiendo y trabajando, reflexionando y actuando.