
José Ignacio García, SJ
El concepto de sostenibilidad, discutido y discutible, tiene todavía una enorme atractivo. Aunque se le pueda reprochar que enmascara la posibilidad de que todo siga igual, business as usual, es innegable que tiene la capacidad de hacer converger numerosos intereses y perspectivas: políticas, económicas y sociales. Eso explicaría que después de treinta años, y duras críticas, siga siendo un concepto capaz de promover la creatividad y generar interesantes iniciativas.
Este es el caso del encuentro celebrado el 19 y 20 de julio en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, España en el marco del Campus de Excelencia Internacional, Aristos Campus Mundus , integrado por la Universidad de Deusto , la Universidad Ramón Llull y Comillas, encuentro que contó también con la participación de Fordham University, Georgetown University, y el Boston College.
Bajo el título de “La dimensión ética de la sostenibilidad: Aplicación a empresas y políticas públicas,” fueron convocados profesores e investigadores de estas universidades, todas ellas vinculadas con la Compañía de Jesús, en España y los Estados Unido, para compartir proyectos de investigación que se están llevando a cabo en la actualidad y tratar de identificar las dimensiones éticas y las implicaciones que de ello se derivan.
El encuentro comenzó con el análisis de la Ética y la Responsabilidad Social Corporativa por parte de los profesores José Luis Fernández (Comillas), Manu Escudero (Deusto) y James Stoner (Fordham). Ellos dibujaron los trazos del nuevo paradigma de la Responsabilidad Social Corporativa denominado de la “sostenibilidad global.” No pueden concebirse las empresas como unidades aisladas preocupadas por su concreta “responsabilidad social.” Sino que necesitamos concebir a las empresas interconectadas con un medio social y económico que también tiene que ser sostenible. La “sostenibilidad global” da un nuevo sentido a los esfuerzos individuales (locales) pues los pone en conexión con un marco mayor (global); en este sentido la sostenibilidad empresarial será derivada de una sostenibilidad mayor a la cual las empresas concretas contribuyen, o no.
El análisis de la ética y el consumo sostenible contó con presentaciones de la Profesora Carmen Valor (Comillas) y la consistente investigación que viene desarrollando un equipo de investigadores e investigadoras de esa Universidad dentro del área del consumo sostenible con implicaciones en psicológicas (identidad y responsabilidad de los consumidores, obstáculos par aun consumo responsable, procesamiento de la información) o sociológicas (nuevos movimientos sociales, grupos de acción colectiva, responsabilidad social corporativa o legislación).
La profesora Juliet Schor, del Boston College, contribuyó a partir de su publicación Plenitude: The New Economics of True Wealth, presentando toda una serie de modos alternativos de consumo que en estos tiempos de crisis podrían llamarse un “consumo interconectado” donde el compartir, la reutilización o el servicio mutuo van dibujando una nueva economía real y activa en nuestras sociedades.
En el tema de la ética y la sostenibilidad de los recursos naturales hubo dos presentaciones. El profesor David Konisky (Georgetown) presentó un importante análisis cuantitativo de expectativas y convicciones que intervienen en los consumidores de energía eléctrica en los Estados Unidos. En su análisis el consumidor establece sus percepciones sobre los daños medioambientales y los costes asociados por las diferentes fuentes de energía eléctrica pero, sorprendentemente, los consumidores no establecen ninguna conexión entre las fuentes energéticas y el cambio climático.
La segunda presentación de esta sección estuvo a cargo de José Ignacio García, SJ del Jesuit European Social Centre or JESC en Bruselas, en este caso se trataba de la perspectiva de la incidencia política, y más concretamente de la situación de las actividades extractivas en el Congo y las implicaciones políticas en Europa. La opacidad de estos mercados permite la corrupción de gobiernos y la financiación de conflictos armados, el JESC y otros grupos de la sociedad civil europea promueven un cambio legislativo que traiga más transparencia sobre estos mercados.
Por último estas jornadas se centraron en las cuestiones de ética y sostenibilidad energética. Los Profesores Ignacio Pérez Arriaga (Comillas, MIT), Pere Palacín (IQS), y Rubén Barrio (Deusto) compartieron, por un lado las limitaciones de los sistemas energéticos actuales que hacen de todo punto insostenible un desarrollo económico como el actual; por el otro pusieron de relieve la necesidad de que las cuestiones energéticas se transformen en un debate social que haga que las decisiones puedan ser asumidas de una forma responsable y compartida por la sociedad. La eficiencia energética, las opciones en el mix-energético y la regulación de los mercados son aspectos imprescindibles, pero la información y la participación ciudadana harán que estos esfuerzos tengan sentido o se conviertan en imposiciones poco convincentes.
Creo que fue una jornada intensa para todos los participantes pero sobre todo fue muy gratificante esa búsqueda conjunta de valores y sentido a la investigación científica. Al final de las jornadas del Vicerrector de Investigación de Comillas, Pedro Linares, nos proponía (además de algunas acciones más concretas en torno a los campus verdes o la integración de la sostenibilidad en los currículos académicos) la necesidad de desarrollar un lenguaje común que nos permita identificar las implicaciones éticas de la sostenibilidad y la necesidad, también, de determinar los instrumentos que hacen sostenible nuestra realidad social.
“La sostenibilidad, especialmente en sus dimensiones éticas, se convierte así en un atractivo programa para la colaboración interdisciplinar,” como nos recordaba el Rector de la Universidad Pontificia Comillas, Julio Martinez, SJ.
Hay que seguir insistiendo en el tema de la “sostenibilidad”, nuestro planeta lo necesita para nuestra supervivencia, que bueno fuera que las instituciones educativas de América Latina y en especial en Colombia se empiece a trabajar seriamente acerca de este tema de sostenibilidad, para que todos los ciudadanos aprendamos a ser consumidores responsables y no compulsivos como en la actualidad, se debe trabajar intensamente en todas las comunidades, que quienes manejan el tema con propiedad transmitan sus conocimientos aprovechando no solo el sistema educativo sino también los diferentes medios de comunicación.
Creo se muy importante que los debates y estudios en tema desostenibilidad se hagan muy acessibles al ciudadano para que cualquier acto de rebeldía lobal no acabe con ser una replica de pasado sino lugar de encuentro y puesta en común de alternativas fiables, compartidas y no de vanagloria, donde cada uno busca su momento de diversión como aparezca una camara de televisión.
Tenemos que optar por grupos de compras en comun en todos los aspectos de la vida cotidiana recuperando sncillez y proximidad a la naturaleza para que el mundo no sea una porqueria. Graçias de corazón al gran trabajo que hacen los Jesuitas con su reto importante en ecoreligión y a cuantos se han comprometido, laicos y creyentes para conseguir medidas respectuosas del medioambiente.
En tema de voluntariado sería interesante obtener más participación ciudadana, a razón de que se cuidarían más facilmente y con meno medicamentos muchas patologías de hoy como el aburrimiento y otros trastornos leves pero no menos importantes por ser tan comunes.
Chao y que Dios nos guarde.
:))) Claudia, Fuerteventura