
Pedro Walpole, SJ
Había una comunidad agrícola en Guelph, Ontario (Canadá) que era gestionada por laicos, discapacitados y jesuitas como una expresión alternativa para vivir en los albores del cambio de milenio. La granja tenía una historia viva ya que los jesuitas habían vivido ahí durante el noviciado y su magisterio. Un proyecto de granja con agricultura industrial se inició en la década de los ochenta durante el periodo de magisterio de los jesuitas, y fue a partir de esta iniciativa cuando empezó la preocupación por la ecología. En este punto, unos cuantos jesuitas pidieron al Provincial que nombrara a alguien para esta iniciativa “ecológica.” James “Jim” Profit acababa de regresar de Jamaica después de cuatro años trabajando con campesinos, por lo que se fue asignado en 1999 al centro jesuita Ignatius.
Jim no era ajeno a este lugar, después de haber crecido en la Isla Prince Edward y de estudiar agricultura en Guelph. Dos años más tarde, entró en el noviciado, regresando de nuevo a Guelph para su magisterio. Volviendo a un terreno familiar, ya conocía a muchas personas de la localidad, a las que invitó para que le ayudaran en la búsqueda de un nuevo proceso y estrategia. Sorprendentemente, más de la mitad de ellos habían hecho los ejercicios espirituales. También tuvo la contribución de John English, quién tuvo una relevante influencia en su sabiduría. La gente realmente se unió para dar forma a la obra a pesar de que la finca acababa de ser cerrada por el Provincial. Lo que surgió fue entonces un entretejido de pensamientos y sueños, relaciones y actividades diarias, una corriente de muchas cosas que fueron canalizados por la creencia en la bondad de la tierra.
Surgieron entonces tres líneas de actuación. La primera línea es la agricultura comunitaria compartida donde la gente paga por adelantado por los productos orgánicos de un año. Esta línea se desarrollo en gran parte gracias a Heather Lekx (gestor del centro jesuita Ignatius), entre otros. Reinventaron la granja y pusieron en marcha una pasantía en agricultura ecológica. Otra línea es la de los huertos comunitarios arrendados, que comenzó con la gente que venía de la ciudad y que quería cultivar sus propios productos. Y por último, la última línea de actuación son retiros ignacianos. El edificio del noviciado fue alquilado a más de 50 organizaciones vecinales, pesadilla de la administración a buen seguro. Gracias a Lisa Calzonetti (directora de operaciones), esta línea de actuación tiene su estructura y está en alza.
Ahora el lugar es más conocido y atrae a otras personas e ideas. En una entrada anterior, Ecojesuit ya se hizo eco de este esfuerzo en la promoción de la agricultura como parte de la experiencia espiritual.
¿Qué se puede aprender de esto? jesuitas estaban poniendo en marcha una granja, pero las cosas estaban cambiando a su alrededor, y en particular las relativas a los jesuitas de Guelph, que estaban articulando su acción muy claramente en cómo la industrialización de la agricultura estaba teniendo un impacto en la agricultura de la comunidad, la calidad de la comida, la ecología y el medioambiente.
La familiaridad e inserción con la pequeña comunidad de Guelph, especialmente desde la universidad, permitió a Jim diseñar la acción con recursos humanos relevantes que estaban familiarizados con la forma en que los jesuitas hacen las cosas: las relaciones con la comunidad. Se enfrentaron al contexto y a la crisis sobre la forma en que debemos vivir. El reto no ha terminado, pero Jim nos ha conducido a lo largo del camino y su acompañamiento nos da un paso firme más allá de los límites de la finca.
Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, fue y sigue siendo claramente el proceso. John English había hecho ya mucho trabajo en la zona mediante los Ejercicios Espirituales, y esto también marcó la pauta.

¿De dónde viene la esperanza entonces? Jim me dijo cuando volvió para el tratamiento “del día a día.” Hay una gran gratitud y una gran paz en esto. Y estamos agradecidos por su vida y como la vivió con la gente en la tierra, y oramos por su paz y acompañamiento en la obra de la reconciliación con la creación.
Jim falleció el pasado 11 de enero 2014 después de una lucha de tres años contra el cáncer. Tenía 58 años.
Para obtener más información sobre el trabajo de Jim, por favor visite su blog, All Creation is Groaning y su artículo Connecting with the Earth: Experiencing the Sacred .
Saludos, Jim será recordado como un pionero en el diálogo de la espiritualidad ignaciana y la relación que estamos llamados a restaurar con la creación. En su memoria, gracias a a Dios por un leguaje distinto que aliente y ecorevolucione.
Gracias.