
Iris Legal y Mariel de Jesus, y traducción por José Luis Gutierrez, SJ
Los jóvenes jesuitas de Camboya y Filipinas están aprendiendo la práctica de la gestión medioambiental dentro de sus casas, respondiendo seriamente a la llamada de “actuar juntos” para que sea más creíble su compromiso con las preocupaciones medioambientales que afectan a la sociedad.

strong>Prieb So, Camboya
Prieb So, que significa “paloma blanca,” es la residencia de los sacerdotes jesuitas, hermanos y amigos en Phnom Penh. El P. Gabriel Je, SJ es el superior de la casa que fue construida en 2009, y el P. Mardi Widayat, SJ fue nombrado ministro de la casa siendo el responsable de iniciar su “ecologización.”
Desde el principio se quiso que su diseño respetase el elemento cultural y pudiera considerarse como un edificio sostenible respetuoso con el medioambiente. Aunque la casa refleja en su arquitectura el estilo cultural de Camboya integra en su jardín plantas de loto y verduras que crecen en sus lados. Las amplias ventanas, los pasillos abiertos, y un tragaluz dan la oportunidad de apreciar la naturaleza y la luz natural, y permiten la ventilación que facilita la conservación de energía y su eficiencia.
En abril de 2010, el P. Mardi junto con el escolar Mark López, SJ establecieron un sistema de separación de residuos y compostaje. En este sistema, los residuos de cocina se meten directamente en contenedores para crear abonos, mientras que los materiales reciclables y no biodegradables se separan. El sistema sigue adelante con toda la comunidad implicada.

Los contenedores de desechos son unos recipientes de plástico con un pie sobre el suelo. Los recipientes se cubren con tapas desmontables para facilitar el proceso de descomposición y mantener las moscas alejadas, así como para mantener el espacio sin olores de descomposición. Un grifo o tapón en la parte inferior de la tolva hace posible drenar el exceso de líquido. Una serie de capas de diferentes materiales se colocan en el interior de los contenedores en la siguiente secuencia: revestimiento de piedra en el fondo, a continuación los residuos de cocina como cáscaras, hojas, y demás, y en la parte superior cáscaras de arroz. Los principales “ingredientes” ayudan a manejar el olor y absorber los líquidos excedentes con las cáscaras de arroz. Los contenedores de compost son estrictamente “vegetarianos” y no se introducen en ellos alimentos ya cocinados.
Tres veces por semana, se da la vuelta al compost y se revuelve todo. Una vez lleno el depósito, se deja descomponer el contenido y se convierte en abono al cabo de seis u ocho semanas. El P. Mardi religiosamente supervisa estos contenedores de desechos y recoge los líquidos del compost, que utiliza para fertilizar las plantas en la casa. Aparte de los líquidos diluidos, utiliza el abono mismo para fertilizar las plantas. El P. Mardi también seca el compost mediante la exposición a la luz solar y el aire, antes de aplicarlo a las plantas.
Tales gestos pueden tener un impacto limitado. Sin embargo, a través de estas acciones, los Jesuitas y sus colaboradores en Prieb So pueden dar ejemplo y hacer más creíble sus declaraciones: “Sí, nos preocupamos y trabajamos ecológicamente en nuestro patio trasero, y con suerte, podemos inspirar a otros.”
Casa de escolares Loyola (LHS), Filipinas

La comunidad de estudiantes jesuitas Loyola (LHS) que se encuentra en el Ateneo del Campus universitario de Manila en Quezon City se embarcó en una serie de iniciativas medioambientales para concienciarse a sí misma acerca del estilo de vida y la gestión de la casa.
La iniciativa comenzó con un grupo de jóvenes filósofos que compartían un interés común sobre el medioambiente. No era un proyecto muy organizado porque eran básicamente nuevos en esta materia, y el grupo era en gran medida informal, con pocos proyectos y distantes entre sí. La mayoría de los que estaban en el grupo lo hicieron sólo como una actividad apostólica durante el verano, mientras que otros fueron destinados al instituto de Ciencia Medioambiental para el Cambio Social (un instituto de investigación de los jesuitas en las Filipinas) y ya habían estado vinculados previamente en actividades del instituto.

El grupo actual está formado en su mayoría por los teólogos, junto con otros de los primeros años de estudios. Dos maestrillos fueron muy activos el año pasado, que fue cuando hubo un interés renovado para abordar los problemas medioambientales. Esta iniciativa renovada o “segundo aire,” fue impulsado por el mandato de la Congregación General (CG) 35, donde, por primera vez, se les dio más énfasis a la ecología. La CG 35 también alentó una participación más activa de estas cuestiones. Esto fue impulsado aún más por el documento “Sanar un mundo herido,” que sirve como documento orientador de las actividades centradas en el medioambiente.

Trabajando desde el adagio “si no se puede medir, no se puede manejar,” los escolares están llevando a cabo una auditoría de los residuos durante un período de dos semanas. Este estudio les permitirá obtener datos sobre la cantidad y los tipos de residuos generados por la comunidad. También incluirá información sobre la frecuencia de la recolección de basura y si se practica el reciclaje en el punto final de la recogida de los residuos.
En consonancia con sus esfuerzos de gestión de los residuos sólidos, también están llevando a cabo una actividad de compostaje a pequeña escala. En la actualidad, lo están haciendo compost en el “patio trasero,” en espera de la identificación de un lugar adecuado que se utilizará para ello a largo plazo. La identificación del sitio está en curso, pero los escolares admiten que tomará un largo tiempo de planificación para que el programa de compostaje pueda despegar.

Aparte de la gestión de residuos, los escolásticos también se centran en actividades ecológicas. Actualmente se está recuperando y rehabilitando las plántulas que fueron plantadas durante el último año escolar. Debido a las actividades de verano y otras actividades, algunas de las plantas se malograron, pero las nuevas plántulas ya han germinado de nuevo. Hace unos años, los escolares llevaron a cabo una actividad de plantación de árboles en San Juan, Batangas. Su rector aprobó su propuesta de volver a visitar ese sitio para llevar a cabo otra ronda de plantación de árboles. Los escolares también están implementando proyectos a pequeña escala, tales como la recolección de semillas, bancos de semillas, germinación y propagación.

A pesar de que estas iniciativas medioambientales no son una prioridad de la Provincia de Filipinas, es alentador ver el fervor y el celo de los jóvenes jesuitas. Recientemente, pusieron el primer número de jesuitas Verdes (Green Jesuits), una revista “online” donde comparten sus iniciativas y experiencias. Esta defensa de la naturaleza se deriva de un verdadero amor y preocupación por el medioambiente, y el compromiso de esta nueva dimensión de la misión de la compañía.