
Pedro Walpole, SJ
La Conferencia Jesuita Asia Pacífico (JCAP por sus siglas en ingles) creó la Reconciliación con la Creación, un programa integral que tiene como objetivo permitir una mayor conciencia ambiental y la participación en el cuidado de todas las formas de vida. Como parte de este programa, los ministerios pastorales jesuitas con los pobres integran objetivos sociales y ecológicos.
Mientras tanto, las escuelas jesuitas están iniciando un aprendizaje con muchos nuevos compromisos sociales y tecnologías que pueden promulgar una mayor integración ecológica y rendición de cuentas. Asimismo, como parte de esta iniciativa, las propias comunidades jesuitas están aprendiendo a auditar su consumo y desperdicio.
Los eventos climáticos, como los que han devastado a muchas comunidades diferentes a las que esta conferencia representa, son actualmente el foco de muchas instituciones jesuitas mientras buscan desarrollar un protocolo más allá del alivio para la reducción del riesgo de desastres. Para abordar este desafío urgente, la ciencia de la sostenibilidad necesita adaptarse para que se enfoque en los problemas, y un elemento crítico en este esfuerzo es la capacidad de los institutos jesuitas para establecer redes y colaborar con otros.
Fundada en gratitud y comprometida con la esperanza, Reconciliación con la Creación es esencialmente una invitación a actuar que simultáneamente busca gradualmente profundizar en la experiencia de lo sagrado.
El contexto de Asia y el Pacífico
El movimiento por la investigación ambiental y la acción ecológica a través de la JCAP toma muchas formas, ya que las obras jesuitas están comenzando a involucrar estas preocupaciones y aún tienen mucho que aprender.
Este artículo se centra en la tendencia entre jesuitas y sus colaboradores hacia una mayor conciencia ambiental y la urgente necesidad de comunicarse y trabajar con otros de manera estratégica y más amplia en aras de una mayor responsabilidad ecológica y sostenibilidad. En estilo y forma, este no es ni un artículo académico que presenta un argumento para la participación de los jesuitas, ni una revisión académica de investigación ambiental, ni una evaluación de lo que ya se ha logrado.
Las respuestas críticas a las cuestiones ambientales no sólo se producen a través de esfuerzos científicos sino que también están impulsadas por el compromiso personal y colectivo y, en la mayoría de los casos, aún no se reflejan suficientemente para ser examinadas académicamente.
Durante las últimas décadas, varios centros sociales jesuitas han articulado explícitamente una preocupación ambiental, mientras que también se manifiesta una preocupación concurrente por el pueblo, la tierra y los recursos. En los años setenta, la oposición a la presa de Chico en la Cordillera del norte de Filipinas, por ejemplo, indica el tipo de resistencia por parte de las comunidades, al lado de las cuales estaba también la Iglesia, a formas de explotación cultural y ambiental.
Las obras pastorales se promulgan haciendo hincapié en la relación integral de las personas, medios de subsistencia y la tierra, por lo que los esfuerzos hacia la reforma agraria o las campañas de conservación que enfrentan las corporaciones mineras están ahora explícitamente conectando – en cierta medida – la fe y la creación. En esta etapa, sin embargo, estos programas raramente elaboran y explican la fe en términos de ecología integral.
Además, en las escuelas y universidades de la región, muchos programas dirigidos por facultades o departamentos individuales desafían a los estudiantes tanto académica como socialmente en su interacción humana con el medio ambiente. Normativamente, estos programas hacen hincapié en la necesidad de una gestión más sostenible de los recursos, y de acuerdo con el tema de transparencia en cuanto a las donaciones y subvenciones – ya sea por individuos o empresas – cada vez se plantean más estas cuestiones. En este mismo sentido, un mayor escrutinio se dirige hacia las inversiones institucionales, particularmente en la industria minera y otros sectores energéticos.
Posteriormente, una inspección tan minuciosa del tejido institucional de la Compañía de Jesús está generando un impulso para someter toda la gama de operaciones jesuíticas, como casas de retiro y campus universitarios, a una auditoría ambiental integral. Las instituciones, escuelas y comunidades jesuitas de la región han iniciado actividades orientadas al medio ambiente con el propósito de seguir cultivando e incorporando el compromiso fundamental hacia el cuidado de la creación como una especie de reconciliación en su misión colectiva.
Esta forma de reconciliación con la tierra y los recursos naturales puede ser lenta, sin embargo, muchos están profundamente animados por la sabiduría afirmativa del Santo Padre, el Papa Francisco, en su encíclica Laudato si’, y buscan compartir con los demás el desafío y la alegría de profundizar nuestra oración con actividades que reflejan el cuidado de toda forma de vida.
En la actualidad, los jesuitas de la JCAP están aprendiendo que los estudios ambientales, como campo de estudio que se ocupa de las necesidades centradas en el problema, elevan su capacidad institucional para establecer redes de manera interdisciplinaria y global. Dicha investigación también hace hincapié en los elementos sociales y contextuales que podrían fundamentar mejor sus supuestos en la investigación. De esta manera, los jesuitas pueden proporcionar una mejor respuesta a su misión universal a través de un enfoque global y contextual.
Un énfasis en lograr una mayor cohesión dentro de la región o una identificación global de áreas clave para la colaboración podría intensificar una respuesta ética a varios niveles. Esto, a su vez, requiere una atención significativa a los factores internos y externos que potencialmente pueden aumentar la capacidad para la creación de redes internacionales.
El desafío de atraer a la mayor cantidad posible de personas e instituciones reactivas y activas en la colaboración podría inculcar la perspectiva múltiple necesaria para ver claramente más allá de los compromisos parroquiales y los silos académicos que podrían inhibir tal empresa global.
En 2010, la JCAP, bajo el liderazgo de Mark Raper, SJ, comenzó a promover la reconciliación con la creación. Poco después se publicó la Sanar un Mundo Herido como respuesta apostólica a la degradación ambiental que contemplaba la reconciliación integral con Dios, con el prójimo y con la creación, y como un recurso que actualmente constituye el documento guía con recomendaciones institucionales.
El documento publicado posteriormente, Nuestro Modo de proceder con el Medioambiente (OEWP, por sus siglas en inglés), provee pasos prácticos y reflexiones sobre cómo los interesados en la justicia ambiental podrían proceder al participar en proyectos sociales y ambientales compartidos. Como resultado, esta estrategia ecológica es motivo de preocupación para toda la conferencia y busca la expresión a través de los siguientes modos: nuestras instituciones y estilos de vida; formación de jóvenes, laicos y religiosos; y la gobernanza de los recursos naturales y minerales. OEWP es esencialmente una invitación espiritual y social a tomar estos tres temas como base para avanzar esta estrategia ecológica y su visión de una relación renovada con la tierra.
JCAP identificó la ecología como una de las prioridades de la Conferencia en parte debido a la historia de la región con los desastres ambientales. Su atención hacia la ecología abarca también los desafíos éticos de la exclusión social y el creciente impacto del cambio climático sobre los medios de subsistencia, y así afirma explícitamente el deseo de responder a un mundo en riesgo. Los superiores mayores y provinciales de la JCAP en una reciente declaración sobre Laudato si’ alentaron a los jesuitas en Asia Pacífico a participar en la identificación de las preocupaciones sobre el agua, la plantación de vegetación y el reciclaje como prioridades. Tales preocupaciones y agendas pueden ser coordinadas de manera más efectiva a través de prácticas de gestión que podrían ser desarrolladas en cada comunidad jesuita.
En estos documentos se elaboran tres invitaciones o “convocatorias” concretas: la llamada a responder a un mundo en peligro, la convocatoria al diálogo con la ciencia y los valores sostenibles, y la llamada a la vida interior y particularmente a un estilo de vida sencillo.
También se difunden varias respuestas estratégicas en el documento para animar a los jesuitas y a quienes trabajan con ellos a profundizar en su compromiso ecológico y a colaborar más ampliamente con otros. Sin embargo, esto no pretende ser transmitido en el sentido de que los jesuitas saben qué hacer, lejos de ello, sino en un humilde gesto de exhortar a los jesuitas a reflexionar en términos de ecología y cómo pueden participar y contribuir más allá de los parámetros de la Compañía y sus instituciones.
Laudato si’ debe ser reconocido por haber intensificado la necesidad de que todos cuiden la creación, y profundizar significativamente en el compromiso de muchos a actuar.
El artículo completo del artículo de Pedro Walpole Los jesuitas de Asia-Pacífico en Tiempos de Laudato si’: Reconciliación con Creación se puede leer y descargar en un número especial de la Revista de Estudios Jesuitas. Este texto se toma del resumen original y de la introducción. Ecojesuit anteriormente presentó una historia relacionada sobre el trabajo jesuita global sobre el medio ambiente.