Como un recurso imprescindible para la vida, la importancia del agua no puede obviarse. La Unión Europea (UE) ha sido proactiva en su valoración, deliberación e implementación de políticas a lo que la temática del agua se refiere, y pocos responsables públicos han sido más conscientes de los retos a los que se enfrenta Europa en este asunto como el Comisario Europeo de medioambiente, Janez Potočnik:
“El medio acuático se enfrenta a muchos desafíos graves, como la escasez de agua, la contaminación y la degradación de los ecosistemas. La presión de estos desafíos se incrementará en Europa y en todo el mundo debido al cambio climático y el aumento de la población mundial. Es por tanto necesaria una acción urgente para hacer frente a estos desafíos.”
Con el agua como un asunto en creciente protagonismo en la agenda política, ya que adquirió el reconocimiento de tema ambiental apremiante, se puede decir que la UE ha estado en la vanguardia de la búsqueda de una política eficaz del agua. Durante varios años, la UE ha desarrollado una política integral del agua que pasó de atender principalmente los problemas de salud, a los impactos ambientales de los principales sectores que utilizan este recurso natural.
El inicio del milenio vio la aprobación de la Directiva Marco del Agua, que establece un marco legal para lograr una gestión sostenible del agua en la UE y la introducción del concepto de ‘manejo de cuencas hidrográficas.’ Los Estados miembros estaban obligados a entregar sus primeros planes hidrológicos de cuenca a finales de 2009, planes que tienen que ser revisados cada seis años.
El año 2012 fue designado ‘Año Europeo de Agua,’ produciéndose dos hechos importantes. En primer lugar, la adopción de un plan de acción que describe las acciones que concentran una mejor implementación de la legislación actual del agua y la integración de los objetivos de la política del agua dentro de otras políticas comunitarias, cubriendo en particular los vacios existentes en materia de eficiencia y cantidad consumida de este recurso. El Jesuit European Social Centre en Bruselas participó indirectamente en el proceso de consultas sobre el plan de acción a través del Movimiento Europeo del Agua.
En segundo lugar, las oportunidades para un crecimiento económico sostenible a través de la innovación, están siendo identificadas y poniéndose en el centro de la Estrategia Europa 2020. Dicha estrategia ha dado lugar a la iniciativa ‘Unión por la Innovación’ y la génesis de European Innovation Partnerships (EIPs) para hacer frente a los grandes retos sociales referentes al agua. El EIP-Agua, liderado por 27 representantes de máximo nivel seleccionados entre los distintos grupos de interés, pretenden lograr la siguiente meta en 2020: “identificar, evaluar, ampliar, difundir y simular la adopción de soluciones innovadoras procedentes del mercado y la sociedad para los10 principales desafíos relacionados con el agua.”
El grupo coordinador identificó áreas prioritarias y acciones concretas para el EIP-Agua y a través de un Plan Estratégico de Implementación con el que se pretende realizar objetivos en cada una de las siguientes áreas prioritarias:
- Reutilización y reciclaje de agua
- Agua y tratamiento de las aguas residuales, incluyendo la recuperación de las mismas
- Relación agua-energía
- Inundaciones y gestión de los riesgos de sequía
- Servicios ecosistémticos
- Agua y gobernabilidad
- Sistemas de apoyo y monitoreo a las decisiones adoptadas; y finalmente
- Financiación para la innovación.

Mientras que la UE se esfuerza por evaluar, deliberar, y poner en práctica las políticas referentes al agua de manera eficaz, y está haciendo grandes esfuerzos para garantizar la salvaguardia de los recursos hídricos de Europa, está claro que se puede y debe hacer más en esta temática. La propia evaluación de la UE del progreso alcanzado está lejos de ser alentador, ya que como el propio plan de acción señala, casi la mitad de las aguas dulces de Europa corren el riesgo de no alcanzar un buen estado ecológico en 2015, que es el principal objetivo de la Directiva Marco del Agua de la UE. Este es un claro ejemplo de la brecha que existe entre el desarrollo teórico de políticas eficaces y su implementación.
La UE también reconoce la necesidad de mantener las inversiones y medidas de mitigación del cambio climático: “La escasez de agua y las sequías afectan ya a un tercio del territorio de la UE en diferentes latitudes, mientras que las inundaciones causan muertes, desplazamientos y grandes pérdidas económicas en toda Europa. Se necesitan importantes inversiones para construir, operar, mantener y adaptar las infraestructuras hidráulicas para hacer frente a estos desafíos dentro de Europa y en otros países desarrollados.”
El reconocimiento que el agua no es una cuestión simplemente europea y mostrando su disposición a cooperar con los países y regiones fuera de Unión, es fundamental para hacer frente a los desafíos europeos de manera eficaz respecto al tema del agua. La UE reconoce que se tiene que centrar en una variedad de escenarios – desde respuestas locales a estrategias globales – y que es necesario continuar desarrollando alianzas estratégicas fuera de la UE. Y es a través de estas alianzas estratégicas que el Objetivo de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas relativo al agua, “reducir a la mitad, en 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento,” se logró en el 2010.