
Los miembros de la tribu Sioux de Standing Rock recolectaron el apoyo de las docenas de otras tribus en Dakota del Norte, EE.UU., en los últimos meses para protestar por el proyecto del Acceso al Oleoducto de Dakota (Dakota Access Pipeline) de 1.172 millas (1.890 kilómetros), propuesto en 2014, pero que se espera concluya este año.
La infraestructura valorada en 3.800 millones de dólares es un proyecto de la compañía Energy Transfer Partners, que trasladará diariamente 570.000 barriles de crudo fraccionado desde los yacimientos de petróleo Bakken en Dakota del Norte a una refinería cerca de Chicago, Illinois. El oleoducto conecta estos pozos de petróleo con los mercados de consumo y viaja una ruta indirecta a través del Medio Oeste y en Oklahoma, trasportando petróleo hasta Golfo de México.
El proyecto generó controversia ya que el oleoducto viajará por debajo del río Missouri, fuente de agua potable para la tribu Sioux de Standing Rock, y recorrerá los cementerios sagrados.
Hay tres implicaciones principales del Dakota Access Pipeline que reclaman las protestas. En primer lugar, el oleoducto destruye lugares donde los antepasados están enterrados y que ellos consideran sagrados. En segundo lugar, el oleoducto tiene impactos físicos directos en el territorio, desplazamiento de tierras y contaminación del agua, y los manifestantes creen que el proyecto representa una amenaza significativa para la calidad del agua potable. En tercer lugar, existen los riesgos potenciales de accidentes debidos a fugas y roturas, desastres que han ocurrido en oleoductos y gasoductos. En un informe de la revista Time, la Oficina de Seguridad de los Materiales Peligrosos y del Departamento de Transporte de los Estados Unidos reportó más de 3.300 incidentes de fugas y rupturas desde 2010.
La protesta ha atraído la atención de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a través de su Relatora Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, que apeló al gobierno de Estados Unidos a detener la construcción del oleoducto ya que plantea un riesgo significativo para el agua potable de la tribu Sioux de Standing Rock y amenaza con destruir sus cementerios y sitios sagrados.
“A la tribu se le negó el acceso a la información y se excluyó de las consultas en la etapa de planificación del proyecto, y las evaluaciones ambientales no revelaron la presencia y proximidad la reserva Sioux de Standing Rock en Dakota del Norte,” subrayó la Ponente Especial de la ONU. “De conformidad con su compromiso de aplicar la Declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas, Estados Unidos debe consultar a las comunidades afectadas de buena fe y asegurar su consentimiento libre e informado antes de la aprobación de cualquier proyecto que afecte a sus tierras, en particular en relación con las industrias de recursos extractivo,” dijo la Sra. Tauli-Corpuz.
El Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU también publicó una declaración el 22 de noviembre de 2016 sobre la escalada de la violencia contra los manifestantes desarmados en el lugar de la construcción, después de emprender una investigación.
El Sr. Álvaro Pop Ac, Presidente del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, y el Dr. Dalee Dorough y el Jefe Edward John, miembros expertos del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas “condenan las condiciones agravadas que han empeorado cerca de los territorios tribales Sioux de Standing Rock.”
Y aunque entiende que “el presidente electo Trump es uno de los inversionistas en Energy Transfer LLC – la empresa que emprende la construcción del Oleoducto de Acceso de Dakota,” piden “al Presidente electo que use su capacidad para suspender la construcción que afecta al cumplimiento de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y viola los derechos humanos de los pueblos indígenas.”
“Un paso en esta dirección sería una señal positiva hacia la búsqueda de una solución pacífica a los problemas relacionados con la falta de consulta y consentimiento de los pueblos de Sioux, así como el reconocimiento de sus derechos a tierras, territorios y recursos en relación con el proyecto Dakota Access Pipeline,” recoge la declaración.