MANRESA

portada_345REVISTA DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Por desgracia, para el gran público de hoy la Ecología es todavía ‘un problema menor’, casi exclusivo de especialistas satisfechos del Primer Mundo o de indigenistas utópicos. En la mayoría de nuestrospaíses, la sociedad le da la espalda a esta preocupación. Los políticos no la incluyen en sus programas porque es un tema que “no da votos” (es posible que incluso algunos piensen que, en lugar de eso, “los quitan”). Los informes de científicos y especialistas, ya desde el que presentara el Club de Roma en 1972, suenan a curiosidades o anuncios de agoreros, y pocos descubren en ellos una crítica a un modo nuestro de vivir o la exigencia de unas consecuencias éticas prácticas.

También entre los cristianos, la recepción de algunas de estas llamadas parece mínima. “Hay temas más serios de los que preocuparse”, piensan muchos, que no consiguen ver relación suficiente entre la Ecología y la pobreza o la desigualdad económica mundial. Benedicto XVI le dedicó al tema un capítulo entero en su Encíclica “La Caridad en la verdad” (2009), que casi ni fue comentado. ¿Acaso es remar contra corriente hablar en la Iglesia de la Ecología?

 

 

 

 

SUMARIO

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